lunes, 9 de junio de 2008

La teología de la vida después de la vida

Creo que Sally no va a organizar una misa con funeral por la muerte de Aba, a no ser que su padre se lo pida. Y no veo a su padre con fuerzas o gana de volverse a encontrar rodeado de sus familiares, y de los míos, en otra ceremonia. Por el contrario me parece que le alivia pensar que probablemente esta fué la última vez que se encuentre en este tipo de celebraciones.
En cada uno de los funerales en los que he estado, más bien pocos, me viene a la cabeza el pensamiento de lo que creo y de lo que no creo, aunque en ocasiones me gustaría creer.
Mi madre siempre trataba de convencerme de lo estupendo que es tener la FE. para ella, esta tierra era un valle de lágrimas, más o menos penoso, que daba paso a la vida eterna. Y no es que no apreciara las cosas de esta vida. Cuando conseguía liberarse de su pesimismo, era una persona feliz que disfrutaba enormemente de las conversaciones con personas interesantes, de la buena cocina, de sus baños matutinos en el agua helada del Cantábrico, de su aperitivo en cualquier chiringuito y de sus meriendas con cafe y croissant crugiente de los de cafetería, nada de bollos de panadería. Pero además, tenía la esperanza de que al morir se reencontraría con su marido que la dejó cuando ambos tenían cuarenta años, después de generar 6 hijos en los 10 años escasos de convivencia efectiva que disfrutaron, descontando los años de separación durante la guerra.
El Señor no me concedió a mi, sin embargo, el Don de la Fe. Me resisto a concebir el cuerpo de Jesús ascendiendo a los cielos, desfiando a las leyes de Newton que regulan atracción de los cuerpos y por lo tanto de la gravedad, impulsado por su propia fuerza. María, su madre, hizo lo mismo por méritos propios, pero ayudada por medios celestiales externos. ¿Sabías que la Asunción es tecnico-teológicamente diferente a la Ascensión? Me cuesta también creer que esos cuerpos se encuentran incorruptos y preservados al vacío en algún lugar de la bóveda celestial que cubre la tierra, expuestos al polvo cósmico, a las radiaciones y a la posibilidad de impactos contra la creciente basura espacial, sin más protección que unas débiles prendas de lino blanco.
Pero así como me es dificil concebir estos y otros Misterios, me parece evidente que existe una vida futura. Una vida con cielo e infierno cási como me explicaron de crío, cuando aún los teólogos creían en el cielo, el purgaqtorio y en el infierno. Una vida que no es eterna pero que se prolonga por detrás de la efímera existencia terrenal.
En mi cielo particular se encuentran junto a Aba, mi madre, Chilina, Rafa, Alex Pola, John Lennon, Martin Luther King, Antoine de Saint Exupery, Buster Keaton, la encantadora madre de Jano... Todos ellos viven en mi memoria. Solo tengo que oir en la radio "Imagine" para comprender que Lennon continúa existiendo en algún sitio de la galaxia, ayudando a hacer emerger los mejores sentimientos de la gente. Y supongo que ese mismo pensamiento será compartido por decenas de oyentes en ese instante. Ayer, sin ir más lejos, el espíritu de mi madre flotaba entre sus nietos reunidos en mi casa y hablamos de ella como si estuviera viva.
Afortunadamente no tengo a nadie en mi infierno particular. Algunos me han hecho daño, pero no tanto como para meterlos en esa categoría. Además tampoco se si aún viven. Pero me consta que existe un infierno donde se encuentran Hitler, Nerón y el malo de la película de Los Santos Inocentes.
No todos los que habitan hoy en el Infierno necesitaron vivir alguna vez. Ni tampoco los que habitan en el cielo. Ni falta que les hizo la vida para existir. ¿será verdad que existieron El Cid o Ben-Hur antes de que los inmortalizara Charlton Heston? ¿A quién le importa?
Algunos, como Nefertiti y Tutankamon, se hicieron construir unas pirámides para que miles de años más tarde se siguiera hablando de ellos. Lo consiguieron. Muchos han perdurado varias generaciones ayudados de sus libros, pinturas y esculturas. ¿Pensaría Botticheli que su nacimiento de Venus levantaría sentimientos entre los reprimidos adolescentes de mediados del Siglo XX? ¿Quién recordaría el semblante del Conde de Orgaz si no fuera por el Greco? ¿Sería Espartero famoso si no fuera por los pétreos atributos de su caballo? Otros más modernos utilizan materiales mucho menos nobles como el vinilo y el celuloide. Pese a que los originales están a punto de desparecer, Emule está consiguiendo que perduren sus efímeras obras en la memoria cibernética de la humanidad. Y si no lo crees, teclea "Marisol rumbo a Río" o "los Pequeniques" y tras unas horas de descarga comprobarás que aún existen. Mi pasión por el vídeo doméstico o incluso estos escritos nocturnos tienen algo que ver con mi concepto de la vida después de la vida.
En mi cielo, además de personas hay animales que me hicieron sentir querido, paisajes que ya no existen, motos que disfruté, el arpón de pesca submarina que se perdió en la Isla del Carmen, los colchones de goma-espuma del apartamento 216.... Lloré a escondidas cuando murió Fanta, pero ahora, cuando veo su foto, me hace recordar cómo saltaba de alegría cuando llegaba a casa y comprendo que fue uno de los muchos personajes que aportaron contenido en el guión de la película de mi vida y la de mis hijos, lo que la hace merecedora de una segunda vida en nuestro recuerdo.
Algunos personajes cohabitan entre el cielo y el infierno. Felipe II está en el cielo para los vendedores de souvenirs de el Escorial. Pero para los niños de Bruselas se encuentra tan en el infierno como Jack el Destripador o el hombre del saco. Lo mismo puede decirse de Franco, Mao, Stalin, el Ché, y pasará lo mismo cuando muera Zapatero, George Bush y Osama Bill Ladden.
Aba nos dejó hace unos días. Lo que más me emociona es pensar lo que en vida quiso a mis hijos. Si tuviera que resaltar alguna sus virtudes, me bastaría con decir que fué una buena persona, sin un ápice de malicia.
Tus apenados nietos, tu marido, tu hija y yo te recordamos.